Todo empezó con ese juego al que él quiso jugar con sus insinuaciones tras aquel encuentro casual. Porque para ella todo empezó como un simple y banal juego, simplemente para divertirse y hacerle el gusto.
Él quería que se tocara, se acariciara los pezones y los pechos y ella accedió. Poco a poco fue entrando sin proponérselo en situación, en la que él quería y a la que ella le gustaba entrar. No era de piedra, y sólo había que verle la cara de gusto que tenía al contemplarla mientras se acariciaba… Tras terminar aquel breve pero intenso encuentro, y movida por las circunstancias, ella entró en el baño y cerró tras de sí la puerta. Se sentó, bajándose los pantalones y el culott que llevaba puesto. Estaba excitada, muy excitada y húmeda, para qué negarlo; estaba muy mal. No tenía control sobre sí misma ni sobre aquellos bajos instintos que la poseían y de los que ya no era dueña.
No se anduvo con muchos tapujos y fue casi directamente a saco. Introdujo primero y suavemente su dedo anular entre sus labios vaginales que estaban chorreantes, mientras con la otra mano se apretaba con fuerza los pezones y se acariciaba los pechos. Estaba ya muy excitada y no le hizo falta nada más que recordar por un instante los momentos vividos y seguir tocándose con intensidad. Eso sí, suspiraba y jadeaba, por lo que incrementó la agilidad de sus movimientos y sus incontrolables deseos. Juntó sus muslos para sentir un poco más la fricción, pues estaba muy muy húmeda. Hasta que llegó. Duró unos segundos, pero fue muy intenso, demasiado.
Luego, al terminar, le temblaban las piernas. No podía ponerse a penas en pie, pero acabó sosegada, con la mirada perdida y el rostro placentero. Había tenido un espléndido final.
Luego, al terminar, le temblaban las piernas. No podía ponerse a penas en pie, pero acabó sosegada, con la mirada perdida y el rostro placentero. Había tenido un espléndido final.
Nadie conoce más su propio cuerpo que uno mismo. Nadie conoce más que uno mismo sus propios deseeos...
ResponderEliminarCorregir los errores es de humanos...
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