De repente, se vio sorprendida
por su propia fantasía, aunque ahora ella era la protagonista real de esta
historia. Sin apenas darse cuenta, se las había ingeniado para amarrarla por
las muñecas de los barrotes de su cama,
y esta vez iba en serio, no podía escapar.
El sueño siempre había sido de otra manera, era ella la que doblegaba a
su amante, quien lo sometía a su única voluntad, pero esta vez no era así.
En el fondo le gustaba sentirse
doblegada, dejar que otro la transportara a otra dimensión de placer. Y eso
era. Desnuda, porque a girones le había arrancado la ropa, permanecía impávida
ante el silencio reinante en la instancia. Apareció de pronto ataviado con una
larga pluma con la que recorrió una y otra vez su cuerpo, despertando de su
letargo aquellas sensaciones dormidas que ahora la hacían volver a la vida.
Acarició luego con sus hábiles manos, muslos y senos donde se entretuvo largo rato,
buscando algo. Quizás, una respuesta. Una súplica tal vez.
Las ganas de ser poseída la
tenían desesperada pero él continuó con el juego por los rincones más eróticos
del cuerpo, por aquellos que desprendían placer extremo, porque sabía que ahora,
no se podía defender. Ella quería más y más, pero no de esa manera. Quería ser
suya, aunque hoy él estaba decidido a darle otro tipo de gusto de una forma más
egoísta, sólo por ver su cara de gozo.
Un consejo para las chicas que quieran que su pareja "aguante" más: Atarlo y llevarlo "al límite" muchas veces.
ResponderEliminarBesitos
Toni