lunes, 31 de agosto de 2009

SENTIR

Se mostraba sensual pues sabía que nadie la observaba. En su cuarto, en la penumbra jugaba a ser observada por ojos curiosos y realizaba ademanes de incitación a los ojos huérfanos de cariño, cuan meretriz instruida. Pero todo era fantasía, fantaseaba en la soledad de sus tardes, y de sus noches, con embeber las ricas mieles de los labios ajenos. Con dulces caricias que la encumbraran a lo más alto, con tiernos susurros… ¿Y qué daño hacía? Aún a nadie se le había ocurrido cobrar por los sueños y ella era la reina de sus visiones.

Sentada en su cama, contemplaba sus tiernas y suaves carnes. Deslizaba sus dedos acariciando sus muslos jamás por nadie profanados. Acariciaba su rostro, imaginando dulces agasajos y galanterías. Se sentía mujer, pero quería que otras manos  y otros ojos así también la sintieran. Que bebieran los ricos néctares que tenía para ofrecer. Que sintieran ese palpitar frenesí que desde su flor más preciada tenía para brindar y ahora clamaba con grito sordo, que nadie oía…

sábado, 29 de agosto de 2009

SUEÑOS

La luna llena alumbraba cual farol la noche. Aquella noche en que ni los grillos se atrevían a susurrar para no romper la perfección que con tanto esmero había conseguido dibujar la madre Natura, para regalarle a los gozosos ojos de quien supiera apreciar tanta belleza.

Ella, siempre ella, se había atrevido a asomar su rostro al alfeizar de su ventana para admirar la postal dibujada con tanto celo, y soñar a ser feliz por una noche. No había nada, sólo ella y la noche; aquella fastuosa noche que alentaba su ávida imaginación. Por eso, dejándose acariciar por la insipiente brisa, mientras las gotas de sudor recorrían todo su pálido y desnudo torso, soñaba...

Ella ni siquiera se imaginaba así misma como en estos momentos era. Era otra, otra persona totalmente distinta. No tenía preocupaciones, ni temores, ni había obstáculos en su vida, era libre de alma y de espíritu. Y así, dejó que sus sueños surcaran el infinito firmamento y fue por un momento feliz.

miércoles, 26 de agosto de 2009

LA MIRADA

Abría su pequeña boca con suavidad para mordisquear aquella pieza de fruta jugosa y madura mientras ésta le chorreaba lentamente, sin apenas darse cuenta, por su cuello. Él mientras tanto no le quitaba ojo, como felino expectante ante una cacería certera. Ella impávida ante tal situación, dejaba que la suave brisa de la tarde ondeara su cabello cuan bandera olvidada en un mástil, y disfrutando así del frescor que traía el alisio en una tarde de agosto y del exquisito manjar que asía entre sus dedos.

Todos se percataron menos ella de aquel espía, que en el crepúsculo del día acechaba todos y cada uno de sus armoniosos movimientos, que para el deleite de sus ojos, le parecían perfectos. Ni un movimiento descompasado, ni un tono irregular en sus palabras, ni una mirada fría… Todo le parecía ideal en ella.

Tras largo rato contemplándola, se acercó sigiloso, decidido a atrapar tan desvalida presa entre sus brazos y sólo acertó a articular un simple y desnudo “hola”.

lunes, 24 de agosto de 2009

DESEO

Ante aquel descomunal aburrimiento pasaba sus horas muertas en el sofá. A ratos leía, a ratos pensaba y saciaba sus ansias como se había acostumbrado a ver en las películas americanas, comiendo helado. Era verano, y se aprovechaba de eso para andar algo ligerita de ropa por casa. Total, pensaba, nadie iba a llamar a su puerta. Adoraba la vainilla, ese sabor que tenía algo misterioso y sensual al mismo tiempo. Quizás por eso le gustaba tanto, por la sensualidad que desprendía su dulce sabor. Le gustaba cremoso al paladar, para poder saborearlo con parsimonia, cual ritual ceremonioso, mientras de fondo el bullicio televisor le era del todo indiferente.

Por qué había aprendido a apreciar aquellas pequeñas cosas que le hacían tan feliz. Ni ella misma lo sabía. La compañía de la soledad, había ido poco a poco acampado en sus huesos y se había quedado sin ser invitada. Se sentía a gusto así, aunque a veces, y sólo a veces, pedía a gritos, con un eco mudo, un poco de compañía.

sábado, 22 de agosto de 2009

PENSAMIENTOS

Recordaba las cosas prohibidas que habían acontecido en su vida, y lo hacía con nostalgia. Nostalgia de saborear en sus labios las mieles vividas y las que no llegó a vivir por miedo al después que era el mañana. Ese frenesí en el pecho por hacer o simplemente pensar en algo vedado a los pensamientos inocentes… Era eso, el sentir el peligro lo que alentaba el frenesí del día a día, pero que se desinflaba con la realidad. Lo peor, no era su mente, sino la de quien la incitaba, en idénticas circunstancias y temores a los suyos. Inconscientes niños dejados arrastrar por la corriente, sin prever las rocas que podrían encontrar en su descenso por las aguas turbulentas.

EL PRINCIPIO

Las historias no surgen simplemente de los efluvios de la imaginación. Las madejas son un hilo que enrollado, ocultan el esplendor de lo que a partir de él será creado. La vida, muchas veces se torna complicada, porque el ser humano, por mucho que se esmere, no ha aprendido a ser simple, o quizás nadie se lo ha enseñado.

Cuando cierra los ojos, Laura, que así llamaremos a quien nos hará más amenos los momentos, deja que su imaginación fluya, como arroyo junto al camino. Muchas veces recuerda momentos tristes de su pasado, y sonríe, tímidamente, pero sonríe. Ha llegado a creerse que todo aquello fue un mal sueño, porque así, al despertar, todo habrá pasado.

Su imaginación ha aprendido a volar como cometa arrastrada por el viento. Y no sueña ni con príncipes y princesas, ni con dragones y villanos; simplemente sueña con el mañana y sonríe, siempre sonríe. Anhela bonitas historias que dejó atrás, ávida de seguridad en la vida, y con miedo a flaquezas bohemias. Pero sigue ahí, intentando mantenerse firme ante la tormenta. Esperando que pronto llegue el susurro de la brisa y la luna llena para alumbrar el camino de las noches en sus sueños.