lunes, 28 de diciembre de 2009

AMORES PROHIBIDOS

Suaves y delicadas eran las caricias en sus aterciopeladas pieles. Cálidos los susurros…

Ante los curiosos ojos del  transeúnte, una amistad, y en la oscuridad de la noche, los más tiernos amantes. Bajo las sábanas, sus manos se deslizaban con pausado frenesí, recorriendo los rincones que sólo ellas conocían de memoria, al milímetro. Con sutil suavidad, deslizaban sus dedos maestros en la labor de dar y recibir goce y placer. Sus húmedas lenguas, diestras en largos recorridos, se desenvolvían hábilmente para regocijo de los amantes, serpenteando con virtuosa delicadeza sus cuerpos. Resoplaban en sus oídos suaves gemidos de éxtasis, embriagando los instantes. Se sucedían las caricias, infinitas y sensuales…

El hechizo del momento las había atrapado para su propio asombro, estaban cautivas, presas de una atracción irresistible que ambas consideraban prohibida.

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